“Sant Marin lo Plenh”, en occitano, presenta esta dulce mezcla de patrimonios, por descubrir durante sus paseos. Pueblo discreto en plena naturaleza de Cantal, no deja adivinar fácilmente sus secretos... Aquí se podría encontrar la alianza perfecta entre piedra y naturaleza volcánica…
El roble Sully es un árbol notable, catalogado por el Museo de Historia Natural e identificado por una placa. La otra riqueza de la comuna es el río Arcueil, a la vez tranquilo y tumultuoso, que ha excavado cavidades naturales. Ayudada por el fenómeno de la erosión por remolinos, ha creado un fenómeno llamado marmitage. Sus pasos tal vez lo lleven al sector de Luzer, conocido por la presencia de minerales como la Valentinita, cercana al antimonio. Sin embargo, no espere hacer una fortuna, muchos hombres lo han intentado en siglos pasados...
Valle del Arcueil
Se alza orgullosa en el centro del pueblo, con su magnífico campanario cuadrado. Es gemela de la iglesia de Notre-Dame de l'Assomption en la Chapelle Laurent, lo que es un caso raro, porque se supone que fue construida en la misma época, habiendo hecho intervenir a los mismos artesanos.
Iglesia de Saint-Mary-le-Plain
Una torre notable debido a su tamaño, algo disimulada por el bosque. La vemos en una curva, sorprendente e imponente. Domina el río, y aunque oculta, evoca el pasado esplendor de estas tierras gobernadas por señores influyentes. Se puede acceder a la torre a pie.
También muy cerca, la aldea de Fons posee un bonito potro de herrar a la antigua. Este potro de herrar se utilizaba, y se sigue utilizando, para herrar vacas y bueyes, pero también para el mantenimiento rutinario de patas y pezuñas. Las correas de cuero, que forman una camisa de fuerza para sujetar a estos animales pesados, combinadas al marco y a una barra en la parte delantera que impide el avance del animal, aseguran la intervención. Incluso podían estar presentes soportes de madera, para apoyar las patas.
Cruz de camino, patrimonio construido de Saint-Mary-le Plain
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